Mientras empieza el primero de mis periodos se asueto, he saltado a la capital montañesa del Cantábrico aprovechando un vuelo de una hora por menos de 7 euros.
Salí de la filmoteca cántabra muy intrigado después de más de dos horas y media (quizás demasiadas) con las peripecias del asesino del zodiaco en una película de David Fincher.
La tormenta en la bahía de Santander me dejó llegar a mis aposentos de la quinta planta del hospedaje.
Aunque más afectado quedé al enterarme del incendio del año 1941 del centro de la ciudad de Santander.
«En el exterior, el mundo nos esperaba
en la cafetería no esperábamos al mundo»
Oskar Kokoschka.
Y sí. Ya he probado un helado de queso de las heladerías Regma.
Lo que más me gusta es que la panadería de aquí al lado se llama Peter Pan y tienen sobaos pasiegos que son más grandes que los panquemaos.
Berta y Enriqueta os envían saludines
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